Teníamos un equipo de sonido de Logitech que desmonté de mi ordenador ya que normalmente uso cascos cuando lo uso. Para poder usar los móviles con Bluetooth usé un circuito que convertía el sonido de Bluetooth a un Jack. Un problema que tiene este circuito es que fue un proyecto electrónico que hice hace más de 5 años y la placa en su día me costó menos de 2€, así que la antena estaba oxidada (era inalámbrico pero el móvil no se podía alejar mucho o se cortaba) y no se llevaba nada bien con cambiar de móvil emparejado.
Nos regalaron dos altavoces Pioneer de 3 vías cada uno que habían sido desmontados de un equipo de música de alta fidelidad de hace unos 20 años, así que fui al local de mi padre a coger un amplificador Pioneer de la misma época. Le puse un “descodificador” bluetooth más avanzado, ya no es un circuito suelto sin carcasa puesto con bridas como teníamos antes. Ahora admite conectar varios móviles, tiene buen alcance y el sonido es digno de un CD.
Ya sea sentado en los sofás o en la otra punta del garaje la música se oye de maravilla, sobre todo cuando estás en el sofá, ya que los altavoces están mirando directamente a la cara cuando estás sentado. La experiencia es parecida a oír música con auriculares, solo que con la ventaja que los demás también pueden oír la música.
Siguiendo la idea del cómico-filósofo Ignatius Farray, Keep it cutre. Un equipo de alta fidelidad que seguramente costó comprarlo mitad del sueldo en su época que ha terminado en un garaje conectado a móviles por bluetooth para oír música en Spotify. ¿Suena bien? De lujo. ¿Puede sonar mejor? Por supuesto, pero no voy a traer el tocadiscos. ¿Voy a hacer que suene mejor? Lo justo. Pondré aislantes acústicos para matar la reverberación, más bonitos encima de los sofás y más baratos para la puerta de chapa.